Los ocho relatos que componen La cuestión de Bruno tienen el mismo
trasfondo histórico, la guerra Bosnia iniciada en 1992 y finalizada en 1995.
Pero no es solo este hecho el que le provee unidad a la narración y permite, en
consecuencia, clasificarla como una novela.
Además de la presencia de un mismo narrador
básico a lo largo de toda la obra que por momentos cede la palabra a ciertos
personajes, un lector ávido observará relaciones entre personajes que aparecen
en diferentes relatos, conexiones que no se encuentran a simple vista. Como
afirma el propio Aleksandar Hemon “El
orden del día está hecho de fragmentos: solo es cuestión de organizarlos”.
Otro aspecto que contribuye a la unidad de lo
narrado es ese particular modo en que el escritor juega con la relación entre la ficción y la realidad a
lo largo de toda la novela. En palabras del autor “Entre historia y ficción hay una continuidad: una fluye hacia la otra
y viceversa, y la zona de superposición-la zona de intercambio- es la más
interesante y la más peligrosa”. Quizá, el relato titulado: La red de espionaje de Sorge, es el que
mejor ilustra este pensamiento. El mismo narra paralelamente a la ficción la
historia de Richard Sorge, un verdadero espía soviético.
Por otra parte, los ocho relatos poseen un
tema en común: el horror. Si hay algo que permite comparar a Aleksandar Hemon
con Joseph Conrad no es el hecho de que ambos hayan convertido al Inglés en su
lengua de expresión, sino la excelencia que demuestran en el tratamiento de
aquel tema. En La cuestión de Bruno el
horror está presente página tras página, desde Islas hasta Imitación a la
vida, pero es en el relato titulado Una
moneda donde alcanza su punto máximo.
En Charlas
agradables el rastreo de los orígenes de la familia Hemon plantea el tema
de la búsqueda de la identidad, que es también la búsqueda del propio autor.
Este tema vuelve a plantearse en el apartado de Blind Jozef Pronek & Dead Souls titulado La bufanda roja. En éste, Pronek olvida su bufanda en el avión y su
dificultad para decidir si ir a buscarla o dejarla se traduce en la dificultad
para decidir cuál es su verdadera identidad: la que tiene ahora (en Estados
Unidos) o la que dejó (en Sarajevo). Por último, también en el episodio en el
que Pronek cena con la familia de Andrea se presenta este tema y vuelve a
aparecer una incógnita que se hizo presente desde el título de la novela misma
(¿Quién es Bruno?) y que permanecerá una vez que el lector haya cerrado el
libro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario